Tras invadir Antofagasta, Chile dice que ha recuperado su territorio

El 13 de marzo de 1879  José Antonio de Lavalle, enviado por el Perú  a mediar en el conflicto chileno-boliviano, envía esta carta al ministro de relaciones exteriores Manuel Yrigoren. En ella da cuenta de la sorprendente conversación que acaba de sostener con el presidente de Chile Anibal Pinto.

José Antonio de Lavalle

 

Santiago, 13 de marzo de 1879.

Al señor ministro de Estado en el despacho de Relaciones Exteriores

Señor ministro:

Continúo dando cuenta a usted del las conferencias que tuve con  S.E. el Presidente y el Señor Ministro de Relaciones Exteriores  de esta república, el 11 del que corre, cuya relación vine  obligado a interrumpir por la estrechez del tiempo; aprendiéndome a  poner termino a mi oficio de aquella fecha en la que se inicié y tomándola de aquel en que quedo en dicho oficio, prosigo.

S.E. escuchó mis proporciones con suma atención  y cuando hube terminado, me contestó objetando detenidamente el primer punto, primero bajo su aspecto teórico y luego bajo su faz práctica. Díjome, bajo el primero , que Chile no había ocupado ni ocupaba territorio boliviano; caso  en el que no tendría dificultad en desocuparlo, porque comprendería la justa susceptibilidad  de Bolivia para tratar mientras flamease en él su bandera , aunque me repetía, que mil y mil veces naciones infinitamente más poderosas habían tratado hasta con sus capitales ocupadas; que Chile  lo que ocupaba era un territorio que estimaba propio  y al que siempre se había considerado con derecho y ejercido en él jurisdicción, territorio que había cedido a Bolivia en 1866 bajo ciertas condiciones que, no habiéndose llenado por Bolivia, obligaron a Chile en bien de la paz, a sustituir por otras condiciones más fáciles de llenar  y sumamente generosas en 1874: que no habiendo Bolivia esas sino, antes bien, violándolas abiertamente,Chile reivindicaba sus cedidos derechos  y se volvía a colocar  en el punto en que se encontraba en 1886; que en servicio de la paz, por consideración a los buenos oficios del Perú, y con el justo deseo de que esa posesión    que hoy tenía , fuese sancionada por el conocimiento de sus derechos y no solo por la sanción de las armas, consentiría Chile en someterse a la decisión de un arbitro; ante cuya decisión   si le fuese desfavorable, lo que no suponía, se retiraría, entregando los territorios a los que con derecho a ellos se declarase: que Chile no pretendía conquistar territorios; que sobrados tenía, sino recuperar los suyos propios, y no sólo por ser verdaderos territorios chileno, sino por estar poblados principalmente por chilenos,: que Bolivia no tenía interés en ellos: que no los podía administrar por la gran distancia que los separaba  de su centro administrativo, y que, si quisiese, podía entenderse con Chile por medio del Perú, para arreglar este asunto sin necesidad de arbitraje, mediante equitativas indemnizaciones: Bajo el aspecto práctico me expuso S.E. que todos los gobiernos tenían que contar con la opinión   publica, aun en sus exageraciones y extravíos, mas aun los gobiernos representativos en general, y los de las repúblicas americanas  en particular; y que en estado en que la de Chile se encontraba

 

 

Fuente :

Hildebrandt en sus trece, 28 de Agosto del 2015, pag. 28