Combate de Abtao (1866): La escuadra española contra la alianza Peruana-Chilena

El combate de Abtao tuvo lugar el 7 de febrero de 1866 en la Isla Abtao  (ubicado a 56 kilómetros al sur oeste de Puerto Montt, en la región de Los Lagos en Chile), entre una escuadra española y la alianza peruana-chilena.

 

Fragatas Blanca y Villa de Madrid durante el combate de Abtao

Debido al poderío de las naves españolas, la formación que ofreció la alianza peruano-chilena fue más bien defensiva, para lo que aprovechó su favorable posición en una ensenada, cuyos accesos bloqueó, disponiéndose la flota en forma de herradura. Al contrario, las naves españolas, peor ubicadas, no podían acercarse demasiado so riesgo de varar o encallar.

 

Estaba conformada por las fragatas españolas:

  • Villa de Madrid y
  • Blanca.

La flota aliada chileno-peruana compuesta por:

  • La fragata  Apurímac,
  • Las corbetas Unión,
  • América,
  • La goleta Covadonga (que había sido capturada en Papudo) y
  • Los vapores Lautaro y
  • Antonio Varas.

 

​ La acción se redujo a un cañoneo a gran distancia sin resultados concluyentes, en el que no llegaron a tomar parte activa los dos vapores.

Las pequeñas escuadras chilena y peruana (los barcos de esta última eran las fragatas Apurímac y Amazonas y las corbetas Unión y América) se habían reunido, y, como previsión ante el peligro en que estaban, se habían apostado en el sur de Chile, en la parte de Chiloé llena de arrecifes y estrechos.

La ironía popular habló entonces de la «Armada Invisible«.

La Villa de Madrid y la Blanca partieron con el fin de apresarla o destruirla. Por fin halláronla en el estuario de la isla de Abtao, cerca de la cual acababa de perderse la fragata Amazonas varada en un banco de arena del archipiélago. Era una fragata antigua de 1.800 toneladas y 7 millas de andar.

Los barcos chilenos y peruanos formaron una línea en forma de herradura:

La corbeta América(comandante Manuel Ferreyros), la goleta Covadonga (comandante Manuel Thompson), la corbeta Unión (comandante Miguel Grau) y la fragata Apurímac (comandante Manuel Villar).

La Apurímac y la América estaban inmóviles, pues tenían sus máquinas en reparación. Todos eran buques peruanos, excepto la Covadonga.

«El combate duró una hora y tres cuartos«.

Los españoles no se acercaron a sus contrincantes pues temieron perder sus buques contra los arrecifes.
Se entabló un duelo a 1.800 metros de distancia entre los 86 cañones de la Blanca y la Villa de Madrid y los 57 cañones de las naves aliadas.

Estas recibieron varios cañonazos que les ocasionaron daños insignificantes.
Según la versión peruano-chilena, las fuerzas navales unidas lograron una gran victoria, pues las españolas se vieron forzadas a retirarse del lugar del combate con averías, y comprobaron, además, que los marinos aliados sabían batirse y dar en el blanco.

El mando de la escuadra atacada estuvo en esta gloriosa jornada a cargo del capitán de navío peruano Manuel Villar (7 de febrero de 1866).

En el parte oficial que suscribió, con motivo de este combate, Manuel Villar el 10 de febrero de 1866 en el apostadero de Chiyahue, no mencionó el número de bajas que tuvo la división naval que el comandó.

El historiador de la marina peruana, Vegas García, dice que hubo 12 muertos.

El historiador norteamericano William Columbus Davis en su libro The Last Conquistadores menciona dos muertos y un herido y cita los informes aparecidos en «El Ferrocarril» de Santiago el 27 de febrero de 1866 y documentos del archivo del Departamento de Estado y del Gobierno británico.

Un decreto de Prado y de Gálvez, dado el 11 de marzo de 1866, concedió a los vencedores de Abtao una medalla entre cuyas inscripciones había una que decía:

«57 cañones contra 92«.

Pero la Villa de Madrid tenía 50 cañones y la Blanca 36, o sea sumaban 86.

El almirante Williams Rebolledo, comandante de la escuadra aliada, decidió buscar un apostadero más seguro. Escogió el estuario de Huito, situado al frente y a poca distancia de las islas de Calbuco.

De orillas accesibles y de ensenada espaciosa, la entrada del estero es estrecha, tortuosa y con una corriente de flujo y reflujo fuerte y permanente. Allí empezó la escuadra aliada obras de atrincheramiento. Esto reveló una eficaz cautela. Méndez Núñez en persona decidió salir a buscar al enemigo y partió para Chiloé con la Numancia y la Blanca.Pero el combate no se produjo.

En su parte oficial, Méndez Núñez manifestó haberse encontrado con continuas y densas
nieblas, muchísimas islas, islotes, bajos y corrientes.

Los buques enemigos no se colocaron al alcance de los proyectiles españoles. Méndez Núñez se retiró, pues consideró que muy grande habría sido su responsabilidad si hubiese expuesto a sus barcos estérilmente.

Los marinos extranjeros, al estudiar después, en la carta, la ruta seguida, manifestaron su asombro ante la pericia náutica del almirante español.

 

Fuente:

HISTORIA DE LA REPÚBLICA DEL PERÚ – Tomo 5 – Jorge Basadre – Combate de Abtao pagina 275