ODA A LA RABONA

 

Te quisieron borrar de la memoria histórica que registró tu heroísmo. Algunos vilipendiaron tu sacrificio en los campos de batalla de la Guerra del Pacífico.

En medio de la metralla, del zarpazo criminal contra la patria y del coro que avivaba la muerte, tu figura aparecía en horizonte como bálsamo y, fundamentalmente, como uno de los valores más ricos que pueden tener los pueblos civilizados. La solidaridad. Pero no la solidaridad declarativa que estila este mundo de globalización informativa. Sino, activo y efectivo auxilio a los que sufren el horror de la guerra.

Una mano extendida sin condiciones a los caídos. Era el amor puro y excelso hacia el esposo, hermano, novio y todo aquel que necesitaba que alguien le cerrara los ojos antes de morir en la defensa de la patria invadida.

Eras, en aquellos aciagos tiempo, una mujer a la que llamaron rabona porque ibas detrás de las tropas decisivas y decididas. Si bien marchabas uniformada y armada en bandolera, como parte del ejército, también portabas el latido de madre y mujer amada que es capaz del sacrificio con tal de que no muera la esperanza por un mundo mejor.

Rabona, cantinera o simplemente vivandera como te calificó Flora Tristan en su libro Peregrinaciones de una paria, rescatando tu valor de guerrera peruana o como te recordaba Jorge Basadre Grohman a la hora de hacer el balance de los héroes anónimos en la defensa del honor patrio, fuiste capitana en el coraje y ternura en esa horas de honda tristeza.

Recuerdo ver cómo rodaba una lágrima en la mejilla de Chabuca Granda cuando en México, en un acto cultural, cuando se rendía homenaje a las legendarias Adelitas por su participación en la revolución de ese país, citó la imagen de la rabona que se ha perennizado en el cuadro pictórico El Repase del español Alejandro Muñiz, en cuyo lienzo se revela al mundo todo el espanto de los crímenes de guerra, violando las leyes humanitarias de la guerra.

Recuerdo, igualmente, en este tributo, a Delfina Paredes, primera actriz del Perú, quien en su monólogo “Evangelina retorna de la Breña” perenniza todo el fulgor heroico de nuestra campesina en las acciones de Pisagua, San Francisco, Tarapacá, Tacna, Arica, Concepción, Pucará, Marcavalle, Tarma y Huamachuco.

No te hemos olvidado rabona, cantinera y vivandera. Porque eres raíz de la patria.
Tacna, 06 de marzo de 2006

 

Escrito por: OSCAR VARGAS ROMERO
Past Decano del Colegio de Periodistas de Lima