Ladrones descarados: saqueó en las haciendas azucareras del norte del Perú

Con esas palabras califican los hermanos Aspíllaga a la soldadesca chilena que, comandada por Patricio Lynch, merodeó y saqueó todo lo que pudo en las haciendas azucareras del norte del Perú. Así lo testimonia este mensaje urgente de 1880 conservado en el archivo del Fuero Agrario bajo el rubro «Cartas de Cayaltí a Lima».

Antero Aspíllaga Barrera en el siglo XIX. Derecha: dos de los hermanos Aspíllaga en Cayaltí en la segunda década del siglo XX.

 

Señores Aspíllaga Hermanos

Lima

Muy queridos hermanos:

Las tropas chilenas en número de 100 hombres de caballería invadieron y tomaron posesión de esta hacienda el día 7 a las 8 p.m,; al mando de la fuerza estaba el comandante Muñoz Bezanillay lo acompañaba el sargento Carrasco Albano.

La notificación verbal del comandante Muñoz Bezanilla fue: que si hasta las 6 de la mañana del siguiente día no se satisfacía la contribución de guerra impuesta a esta hacienda, procedería a dar cumplimiento a las terminantes órdenes del jefe de la expedición.

Luego, posesionados los soldados de la hacienda, felizmente con el mayor orden y sin que se alterara en nada la tranquilidad, el sargento general me pasó la orden por escrito que hallarán ustedes adjunta.

A esa notificación y amenaza de arrasar esta hacienda, respondimos con la protesta que a nombre de Prevost y Compañía hace Ántero Aspíllaga, por ser este fundo propiedad americana, según lo hallarán en el pliego número 2.

Deseamos que nuestra protesta esté lo más arreglada y si hay algo que no es conforme, lo excusarán pues nos encontrábamos en esos momentos con poco tiempo para haberle dado muchas vueltas al asunto.

Después de lo anterior se nos confirmó la notificación de amenaza para arrasar este fundo. Ya no hubo lugar para más objeciones y tuvimos que aceptar las hostilidades como ellas venían.

Primeramente entregamos tres letras por el valor total de £ 1,000 contra Henry Kendall & Sons a favor de Vicente Dávila La-rraín a 90 días vista y además carta aviso, cuya copia adjuntamos.

Estas letras firmadas por nosotros bajo la presión de la fuerza, ante la amenaza de destruir el fundo, juzgadas ante el más severo tribunal, no son válidas, los señores H. K. & Sons las protestarán y con tal fin nosotros debe-
mos escribirles informándoles de todo lo que ha sucedido y de que no tenemos por qué esperar que esas letras sean pagadas, desde que no estamos autorizados para firmar contra ellos, ni tenemos fondos en su poder.

Esto lo haremos por el vapor de Panamá que pasa por Eten el 17. Ustedes hagan lo mismo de Lima, por conducto de P & C para el caso que nuestra correspondencia se extravíe.

Ustedes comprenden perfectamente que este giro no vale nada, era preciso hacerlo para salir de una crítica situación.

Satisfecha esta primera exigencia, quedaba la entrega de todo el azúcar que teníamos, es decir, más o menos 600 quintales según nuestra declaración.

Nosotros no consentimos entregarla si no la tomaban las mismas fuerzas chilenas y además el transporte del azúcar a Chérrepé tenía que hacerse bajo la presión de la fuerza.

Así sucedió y con los soldados se hizo traer bueyadas, carretas, empleados y chinos y luego los mismos soldados entraron en las bodegas del Ingenio y se cargaron todo cuanto en ello hallaron. Era así, de este modo tan escandaloso, como se consumara el atentado contra esta propiedad a pesar de las mil protestas que hemos hecho.

Cargadas las carretas por 19 soldados, las hicieron salir bajo su custodia de esta hacienda, camino para Chérrepe, y hasta esta hora no sabemos qué haya ocurrido.

Ahí tienen ustedes la relación, verídica y desnuda de todo comentario, de los sucesos ocurridos en este fundo con la invasión de las fuerzas enemigas.

Por separado y con más tranquilidad y tiempo tendremos que darles mil detalles y pormenores, para que conozcan ustedes cómo nos hemos salvado de mayores exigencias y de perjuicios que hubieran sido nuestra ruina total.

Deben saber que no sólo estaban amenazadas nuestras máquinas y demás oficinas de esta hacienda sino también la moralidad de nuestros chinos, expuestos a un desbande de aquellos que traen ruina y perturbación completa.

Felizmente hasta hoy no tenemos sino 7 chinos prófugos, de los cuales se recogerán, tuvimos 10 prófugos, pero ya han sido tomados 3.

Como este correo se despacha por Eten, pues ocupando los chilenos Guadalupe, no debemos confiar a ellos las comunicaciones. Así, no tenemos, en medio de tanto que hacer, mucho sosiego para escribirles. Con tantos pormenores, los comentarios no son para hoy, ellos se desprenden de los sucesos, juzgados sin esfuerzo
alguno, tales son de escandalosos en esta guerra de merodeo y asalto a la propiedad privada.

La determinación de transferir en la forma de arrendamiento de Cayaltí y sus capitales de Prevost & Compañía, haciendo este fundo de propiedad americana, nos ha salvado y nos salvará en el futuro de mayores perjuicios.

Es lo mismo que hace meses pedimos que se hiciera y que por los consejos del abogado se demoró hasta vernos cerca de la última extremidad, porque así es el ejemplo del Palo Seco y San Nicolás, son para espantar. Como por este vapor que llega a Eten vienen los documentos que comprueban ser la propiedad americana, los recogeremos del cónsul Fry, por cuyo conducto vienen.

Haremos uso de todo, según las instrucciones que esperamos de Prevost y de ustedes. En el próximo correo nos ocuparemos de este asunto.

Con gran atraso recibo su correspondencia del 17, de ella retiramos los dos documentos que comprueban el subarrendamiento de Cayaltí y sus capitales. Todo está conforme y Ramón, usando del poder de Ántero, habrá firmado esos papeles y testimonios.

Quedamos impuestos de cuanto nos dicen en su carta y las justas inquietudes en que se hallaban, con el inaudito procedimiento de los chilenos en Palo Seco y San Nicolás.

Ya estamos hoy libres de ellos y esperamos que cuanto aquí hemos hecho, merezca su aprobación. En nuestros trabajos, hemos hecho mucho por salvar esta hacienda, todo nuestro patrimonio, acumulado con 20 años de honradísimos esfuerzos. Qué hubiera sido de nosotros con una destrucción. Se habría arruinado juventud, trabajos de padres e hijos. ¡Todo destrozado en un momento por el maldito furor de Chile!

Ya pueden ustedes estimar en qué situación tan tremenda nos hubiéramos encontrado aquí, preferimos el campo de batalla cien mil veces.

Hoy estamos tranquilos, volviendo las cosas al estado normal, poniendo en orden a los trabajadores que siempre algo se resienten, en razón a la desmoralizadora propaganda del chileno que lleva su envidia hasta ver arruinados nuestros campos, que con el mayor cinismo me han dicho:

‘Sólo con sublevar a los chinos de las haciendas, están arruinados los hacendados’.

Esto nos decían cuando hacíamos esfuerzos para que no invadiera una gruesa: provisión de tropas la hacienda, lo que felizmente conseguimos. Según el jefe Lynch, aun la propiedad extranjera, siendo bienes raíces, está bajo la hostilidad de Chile, tratando de que el ejército invasor saque recursos del territorio invadido. ¿Esto dirá la razón y el derecho o lo sanciona la fuerza bruta? En fin, por no estallar en aquello que sólo puede satisfacer al orgullo nacional alevosamente herido, no sigo en el camino de los comentarios y justos desahogos.

Nos han asegurado que el jefe Lynch y el sargento Carrasco Albano han visto y leído nuestra correspondencia, y han citado algunas opiniones mías.

Lo dudamos, porque más bien atribuimos a otro motivo que ellos sepan cómo pensamos, pero hay que tener cuidado con el arte de la mentira que emplea Chile.

Y si se atreven a violar lo correspondencia tomándola de los vapores, cuidado con lo que escriben, si compromete a nuestro país.

Por lo demás, para decir que son ellos unos ladrones descarados que deshonran a los países civilizados con sus hostilidades a la propiedad privada no debe haber reservas y que lo vean con letra de molde.

Para que conozcan el itinerario de la expedición les diremos que el 5 llegaron a Úcupe todas las fuerzas, 2,000 y más hombres, de las tres armas, sin ninguna dificultad, con buena caballería y toda la gente fresca, el 7 se retiraron de Úcupe, dejando sólo 100 ganaderos a caballo para afianzar su merodeo en este valle. Sobre Cayaltí y Úcupe, nada más.

El 7 llegaron a Pueblo Nuevo y el 8 a Guadalupe, donde están hoy. El Estado Mayor está en casa de Goyburn; las tropas, en el convento.

De daño y hostilidades, hablan de recoger todo el ganado y piden ya S/. 200,000 de la Empresa de F. C. Esto dicen, no hay pormenores hasta el momento.

Úcupe está casi arruinado, se han desbandado más de 120 chinos. Han acabado con el consumo de reses y comestibles, se sacaron toda la marqueta que han podido, pero se ha conseguido que sean sólo mil quintales. La hacienda, abandonada por los dueños, sólo ha tenido a Márquez al frente, de no ser así todo lo arruinan.

En Chiclayo queman y destruyen casas de aquellos que no las salvaron pagando.

Me han dicho los mismos chilenos que la empresa F. C. Eten

ha tenido que pagar 20,000 soles plata.

Chinos desbandados de todas las haciendas en gran número y i en el Combo, los mismos chinos quemaban las casas con los chilenos! ¡Qué tal barbaridad! Y figúrense cómo hemos escapado aquí con nuestro buen comportamiento con los chinos.

Cuando llegaron los enemigos a Úcupe, llamamos a todos los chinos de esta hacienda y les hicimos presente el peligro que teníamos, pero que confiábamos en su lealtad y el aprecio que harían de nosotros.

Con satisfacción les decimos que su respuesta nos llena de orgullo y de agradecimiento. Todos dijeron que ninguno se separaría, que estaban contentos, que el patrón era bueno, mejor que en todas las haciendas y que no tuviéramos cuidado.

Su conducta, en efecto, ha sido y es satisfactoria y debemos premiarla para que sea estímulo y confianza con el porvenir. Desde este pago les aumentaremos 50 centavos a su quincena. En efecto,
qué son 10 chinos prófugos entre 354 que tenemos bajo contrata. Podemos decir que todos están bajo nuestro agradecimiento.

Los chinos libres en perfecto orden, nadie se ha movido. Y cuidado que los chilenos oficiales y soldados les han dicho que en el sur con ellos ganaban 2 soles plata al día. Vean ustedes cuánto mal nos pueden hacer estos canallas y qué afán de desmoralizar.

Hemos visto algo más, que los chinos se agregan a la división, así llevaban como 30 traídos desde Palo Seco.

Todo esto es para sacar de quicio al más tranquilo. Conocen, pues, los sucesos, mucho omitimos, porque nos ha quedado la cabeza hueca y cansada y el espíritu aniquilado algo, por tantas impresiones, cercados de tanto peligro.

Hemos cuidado y tomamos todas las medidas del caso para que no nos molesten los de acá, creyendo que nosotros hemos preferido que no llegue el extremo de las medidas violentas y salvarnos de una ruina, a manifestarnos víctimas del salvajismo chileno viendo arrasada nuestra propiedad. De esto decimos porque creen los envidiosos, de la prosperidad del prójimo, que el patriotismo consiste en arruinarse tontamente y demás locuras que venimos viendo en algunos.

No hay más tiempo, queridos hermanos, acabamos de pagar a la gente libre. Todo sigue tranquilo, pero algunos prófugos es posible tengamos todavía como resultado del general trastorno.

Hasta esta hora no regresan de Chérrepe las carretas y tememos que los chilenos, cuyos cien hombres de caballería aún quedaban en Úcupe, hayan tomado a ia fuerza nuestras carretas para cargar el concreto. De todo son capaces.

Ayer recibimos una tarjeta de nuestro hermano Ramón, escrita en el camino de Chilca a Lurín. Seguía bien para Lima, tengo inmenso gusto de recibir y haber visto su letra. Ya suponemos que los últimos sucesos han violentado su marcha a Lima. Tan luego termine, cuando tenga lugar, podrá regresar por acá, donde francamente estamos luchando brazo a brazo con tantas contrariedades que, Dios mediante, saldremos bien de todas ellas, así le pedimos de todo corazón.

No escribimos más, porque ya no hay tiempo, y perdonen no haya carta para cada uno de ustedes, más que los más afectuosos recuerdos de Ántero, que tanto ha pasado en estos últimos días con los amenazas de esos bárbaros.

Debemos terminar dando gracias a Dios que nos ha librado de mayores males. Espero recibir mañana las cartas de dos correos, del anterior y del de mañana o de hoy.

Que Dios y nuestros amados padres nos bendigan y protejan.

Suyos muy affmos.

Aspíllaga Hermanos