Francisco García Calderón Landa: Presidente del Perú

Francisco García Calderón Landa (Arequipa, Perú, 2 de abril de 1834 – Lima, Perú, 21 de septiembre de 1905) fue un jurista, militar, político y diplomático peruano, que llegó a ser Presidente del Perú durante un breve periodo, desde marzo hasta noviembre de 1881, conocido como el Gobierno de La Magdalena, en plena Guerra del Pacífico.

Figura notable de la jurisprudencia peruana, fue autor de un célebre Diccionario de la Legislación Peruana y brilló tanto en el foro cuanto en la cátedra universitaria. Fue presidente del Congreso Constituyente de 1867, Ministro de Hacienda en 1868, decano del Colegio de Abogados de Lima de 1874 a 1876 y senador por Arequipa de 1876 a 1879.

Tras la ocupación chilena de Lima, una «Junta de Notables» lo reconoció como Presidente Provisorio del Perú, estableciendo la sede de su gobierno en La Magdalena, en marzo de 1881. Desde allí inició gestiones de paz con Chile, pero sin aceptar una desmembración territorial, hecho que no fue del agrado de los chilenos que lo apresaron y lo confinaron a Chile, donde continuaron presionándole para firmar la paz con cesión territorial.

Firmado el Tratado de Ancón en 1883, se le impidió regresar inmediatamente al Perú, por lo que inició un periplo por Buenos Aires y Europa. A su retorno, asumió el rectorado de la Universidad de San Marcos (1886) y se incorporó al Congreso, pues había sido elegido en ausencia senador por Arequipa. Llegó a ser presidente del Senado (1886-1887). Fue asimismo, el primer presidente de la Academia Peruana de la Lengua (1887).

 

Presidencia del Perú:

Después de la ocupación chilena de Lima, tras las derrotas peruanas de San Juan y Miraflores, el dictador Nicolás de Piérola tuvo que retirarse a Ayacucho con la intención de reorganizar las tropas para proseguir la guerra.

Paralelamente en Lima, los «vecinos notables» se reunieron el 12 de marzo de 1881 y eligieron a Francisco García Calderón como Presidente Provisional de la República.

García Calderón estableció su gobierno en el pueblo de La Magdalena Vieja (hoy en el distrito de Pueblo Libre, en Lima) y convocó la reunión de un Congreso Extraordinario, el mismo que se instaló en Chorrillos, en el local de la Escuela de Clases, único edificio que se había salvado de la espantosa destrucción que sufriera dicho balneario y que hasta entonces servía como hospital para los heridos chilenos. El Congreso sesionó del 10 de julio a 23 de agosto de 1881. El Senado estuvo presidido por Francisco de Paula Muñoz, y la Cámara de Diputados por César Canevaro Valega.

García Calderón trató de unificar al país, nombrando como primer vicepresidente al contralmirante AP Lizardo Montero Flores, y como segundo vicepresidente al general Andrés Avelino Cáceres.

Los chilenos, que no aceptaban a Piérola como autoridad, reconocieron a García Calderón como jefe del gobierno peruano, a fin de poder gestionar el fin de la guerra. Finalmente, Piérola renunció el 28 de noviembre de 1881.

Gestiones de paz

García Calderón, con la potestad otorgada por el Congreso de Chorrillos, inició las negociaciones de paz con Chile. Una de las condiciones chilenas para el término de la guerra era la cesión de los territorios de Tarapacá y Arica, a lo que el presidente peruano se negó rotundamente. Sin embargo, tratando de buscar una salida a este entrampamiento, García Calderón aceptó pagar una indemnización razonable a Chile por los gastos de guerra, dejando en claro que el Perú poseía los recursos para hacerlo. Esta posición contó al principio con el respaldo de los Estados Unidos de América, que se prestó a mediar en el conflicto.

El día 25 de agosto de 1881, el embajador de los Estados Unidos en Perú, Mr. Hurlbut, envió una carta al contralmirante Patricio Lynch, el jefe de las fuerzas de ocupación chilenas, donde le informaba claramente que

los Estados Unidos apoyarían al Perú en el sentido de no ceder un pie de su territorio a menos que se demostrara que el Perú no iba a ser capaz de pagar una indemnización de guerra de alguna otra manera.
Lynch no contestó la nota, aunque la posición estadounidense debió sin duda inquietar a los chilenos. El día de 18 de septiembre, asumió en Chile el presidente Domingo Santa María; el día 26 del mismo mes los chilenos tomaron posesión de la Caja Fiscal del gobierno peruano y embargaron sus fondos en el Banco de Londres; el día 28, por bando, Lynch declaró que solo subsistían las autoridades municipales, con lo que suspendía el gobierno de García Calderón. El día 30, García Calderón declaraba:

La soberanía del Perú, origen de mi poder, no está sujeta a las autoridades de Chile, ni desaparecerá aunque todo [el país] fuera ocupado.
El día 6 de noviembre García Calderón fue arrestado y deportado a Chile a bordo del blindado Almirante Cochrane. Antes de partir lanzó una proclama al país, en la que pidió la unión nacional y dejó constancia que su destierro era debido a la energía con que defendía la integridad del territorio y la soberanía de la nación.

Cautiverio en Chile

En Chile, García Calderón, si bien fue recibido con cortesía por las autoridades chilenas, continuó siendo presionado para que aceptase las condiciones de paz que Chile quería imponer al Perú. Pero él, inflexiblemente, se negó a todo trato de paz que involucrase cesión territorial. Esto le ocasionaría represalias, en lo concerniente a las comodidades que debía recibir en su calidad de mandatario. Sufrió también ataques a su honra, como aquella calumnia que aseveraba que su negativa a ajustar la paz era por un interés personal, por estar vinculado a la Compañía Salitrera del Perú, habiendo, supuestamente, exigido que se pagaran los adeudos a dicha empresa.3​ Le acompañó en el destierro su esposa Carmen Rey y Basadre, hija de quien fuera durante veinticinco años cónsul de Chile en Arica,4​

En el Perú le sucedió el contralmirante AP Lizardo Montero Flores, como presidente provisorio instalado en Cajamarca, luego en Huaraz y finalmente en Arequipa.

La política de los Estados Unidos respecto al arreglo de paz entre Perú y Chile sufrió un viraje total luego del asesinato del presidente estadounidense James Garfield y la renovación de su gobierno; tras haber apoyado una paz sin cesión territorial, el nuevo gobierno estadounidense instigó al Perú a que firmara la paz con cesión de Tarapacá y aun con la entrega de Tacna y Arica a cambio de una compensación pecuniaria.

Estando García Calderón retenido en Valparaíso, nació su hijo, el futuro escritor Francisco García Calderón Rey. En ese puerto, sin embargo, continuó ejerciendo su influencia en los asuntos concernientes al futuro de su patria a través de correspondencia para evitar la cesión de territorios, aún a riesgo de mayores rigores en su contra, los que finalmente se produjeron al ser relegado a la entonces atrasada ciudad de Rancagua, donde se le limitó casi en absoluto su capacidad de comunicación con el exterior. Su hijo, el también escritor Ventura García Calderón, rememorando los relatos de su madre, describió el ambiente hostil que el presidente peruano debió sufrir durante su cautiverio en Chile:

«No, no se me ha borrado de la memoria lo que tantas veces escuché referir a mi madre con los ojos llenos de lágrimas: al hijo que nace en Valparaíso [Francisco García Calderón Rey] le dan por cuna irrisoria un cajón de Burdeos; el Arzobispo de Santiago, olvidando sus deberes y la caridad evangélica, exige que el niño por bautizar sea inscrito en el registro bautismal como ciudadano chileno; por eso mi hermano Francisco sólo pudo ser cristianizado en Buenos Aires. En Rancagua, cuando quiere el enemigo romper la férrea voluntad de su víctima le da por alojamiento una sucia barraca hedionda a cuya puerta cerrada acuden en las noches los rotos ebrios de la cantina próxima echando sonoramente el pecho del caballo y gritando: «Muera el Presidente García Calderón». Dos mujeres temblorosas, mi madre y mi abuela, escuchaban en la sombra, sin dormir, la amenaza que pudo hacerse efectiva…»5​
Según testimonio de personeros extranjeros que tuvieron la facultad de visitarlo en el exilio, el señor García Calderón y su familia dieron en todo momento, y pese a las adversidades, muestra de dignidad y espíritu inquebrantable.

Post-presidencia

García Calderón quedó retenido en Santiago de Chile hasta el canje del Tratado de Ancón y, en vista de que se le prohibió su retorno inmediato a Lima, se dirigió a Buenos Aires en 1884, enrumbando luego a Europa. En ausencia fue elegido senador por Arequipa y rector de San Marcos. Retornó a Lima en julio de 1886, junto con su esposa y sus hijos Francisco y Ventura, este último nacido en París en febrero del mismo año.

Tras reintegrarse a su patria, después de un largo cautiverio, asumió su función senatorial, que ejerció de 1886 a 1893, llegando a ser presidente de su cámara. Como tal, inspiró leyes básicas para la reconstrucción y el ordenamiento del país. Volvió a ser elegido senador, esta vez por el departamento de Puno, ejerciéndolo de 1899 a 1901.

Fue además rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en dos oportunidades: de 1886 a 1891 y de 1895 hasta su muerte; a lo largo de esta larga gestión se esforzó por enaltecer la solvencia cultural y moral de la universidad, aumentó el número de cátedras y orientó la actividad docente hacia la comprensión de los hechos ocurridos en la vida social.

Asimismo, el 30 de agosto de 1887 fue elegido como primer presidente de la Academia Peruana de la Lengua, que había sido creada por Ricardo Palma el 6 de mayo de ese mismo año a instancias de la Real Academia Española de la Lengua.6​

Falleció en la ciudad de Lima el 21 de septiembre de 1905. En reconocimiento a su trayectoria en el ámbito legal el gobierno peruano instituyó, por resolución suprema del 14 de marzo de 1952, la fecha de su natalicio como Día del Abogado.

Francisco García Calderón y sus hijos. Revista Prisma, 1905.

 

Fuente:

wikipedia