Tres cartas que revelan el rostro de Inglaterra en la guerra del salitre

Las tres cartas que aqui transcribimos proceden del «Foreign Office» y están resguardadas en el «Public Record Office» de Londres. Están escritas, una vez estallada la guerra que Chile preparó contra el Perú y Bolivia, por el cónsul británico en Valparaíso James de Vismes Drummond Hay, funcionario de carrera, nombrado en ese puesto desde el 28 de octubre de 1870.Y están dirigidas»al muy honorable marqués de Salisbury» secretario de relaciones exteriores inglés hasta abril de 1880.

Las comunicaciones revelan, de distintas maneras, el firme compromiso que tenía Inglaterra con los intereses de Chile y la ayuda bélica que el imperio le brindó al jurado enemigo del Perú antes de la guerra y aun, con todo descaro, en pleno conflicto.

 


Reina Victoria: el viejo imperio tomó partido desde el de Salisbury: 1830-1903.
El destinatario de estas cartas, comienzo del conflicto.

 

Al muy honorable

Marqués de Salisbuiy, K.G.

Delegación Británica, Chile.

Santiago, 21 de agosto de 1879

Señor:

La indignación expresada por este país contra sus gobernantes por la mala conducción de la guerra llegó al máximo con la última estupidez que causó la pérdida del transporte «Rímac«, como informé en mi despacho N° 45, del 30 de julio pasado.

Tuvo lugar en esta capital un motín en el cual una turba de las clases inferiores, incitada, según se dice, por unos pocos y violentos partidarios del partido clerical o ultramontano que se opone al actual gobierno, se reunió en gran número frente a la Casa de Gobierno vociferando gritos sediciosos contra el presidente y el ministerio.

Un destacamento de soldados dispersó la turba. Al día siguiente una multitud excitada se reunió de nuevo y fue otra vez expulsada por las tropas. La gente se congregó entonces en la Alameda, donde hicieron barricadas con los escaños de hierro.

Las tropas al ser atacadas a pedradas dispararon tres veces sobre la turba y eventual mente, más o menos a las 11 de la noche, esta fue dispersada, habiendo muchos muertos y heridos.

Aunque se ha evidenciado mucho disgusto por la falta de previsión e inactividad mostrada por el gobierno en la prosecución de la guerra, el motín ha sido censurado y deplorado a lo largo del país. En el Senado, el ministerio ha sido censurado y atacado duramente por su mala administración.

El señor Santa María, ministro de Relaciones Exteriores, que había sido enviado en comisión a Antofagasta, ofendió al general Arteaga, comandante en jefe, quien, disgustado por la intromisión del señor Santa María, envió su renuncia y a su llegada a esta capital atacó al gobierno por medio de cartas a los diarios, por haber enviado un civil a dirigir el Ejército.

El diario oficial respondió que la causa de la visita del señor Santa María a Antofagasta fue que, estando completamente informado de los planes del gobierno, se pensó que era aconsejable que estuviera cerca del sitio mismo de la guerra y en comunicación continua con los comandantes en jefe de las fuerzas marítimas y terrestres.

La animosidad despertada por el general Arteaga fue apoyada por la oposición, que continuó hostigando al ministro con votos de censura y finalmente lo obligó a renunciar.

El señor Santa María fue llamado por el presidente para formar un nuevo gabinete, el que fue ayer, 20 de agosto, definitivamente constituido como sigue:

  • Interior: Don Domingo Santa María.
  • Relaciones Exteriores: Don Miguel Luis Amunátegui.
  •  Hacienda: Don Augusto Matte.
  • Justicia: Don José Antonio Gandarillas.
  • Guerra y Marina: Don Rafael Sotomayor.

Los señores Santa María y Matte son los únicos miembros del gabinete saliente que permanecieron en sus cargos. Los nombres de aquellos que se retiraron son: Varas, de Interior; Huneeus, de Justicia, y Urrutia, de Guerra.

Durante la ausencia del señor Santa María, el señor Huneeus tomó la cartera de Relaciones Exteriores, y el Cuerpo Diplomático extranjero acreditado en esta capital siente un sincero pesar de que un ministro de Relaciones Exteriores tan capaz, activo y cortés como el señor Huneeus probó ser, no continúe en ese cargo.

Tengo el honor de ser, señor,…

J. de V. Drummond Hay.


Al muy honorable

Marqués de Salisbury, K.G.

Delegación Británica, Chile.

Santiago, 21 de agosto de 1879.

Señor:

Durante la primera semana de este mes el bloqueo de Iquique fue levantado por el almirante chileno, abandonando la bahía y, aunque no se ha emitido ningún comunicado oficial por este acto, varios barcos han visitado ya Iquique, y los peruanos han desembarcado tropas y provisiones. La correspondencia encontrada por los peruanos a bordo del transporte chileno “Rímac» divulgó los planes de este gobierno, que han sido ahora alterados. Especial atención se le da a la destrucción del Huáscar.

Chile se sintió bastante alicaído y la confianza en sus propias fuerzas, demasiado alabadas al comienzo, recibió un beneficioso remezón.

La llegada a Valparaíso el 18 del presente del “Glenelg”, un vapor británico procedente de Newcastle, con una valiosa carga de pólvora, armas y municiones de guerra, ha levantado, sin embargo, considerablemente las esperanzas del pueblo.

El almirante Williams ha renunciado y la escuadra chilena ha sido dividida en dos divisiones, con un acorazado a la cabeza de cada una de ellas.

Los barcos chilenos han sido sometidos a reparaciones en sus maquinarias y se cree que el plan actual del gobierno estriba en, como los acorazados son incapaces, por su falta de velocidad, de cazar a su formidable enemigo, el «Huáscar», lanzar un ataque desesperado sobre ese barco con dos de los transportes de madera más rápidos, acompañados por la corbeta «O’Higgins«. Así, mientras la última atrae al Huáscar, los transportes deberían espolonear el acorazado al máximo de su velocidad.

La proa del Huáscar está sólo unos pocos pies encima del agua, y aunque el intento puede sacrificar uno o los dos transportes, la destrucción del acorazado con este ataque desesperado no parece improbable si es bien manejado.

Tan pronto como el Huáscar sea destruido, Chile podrá movilizar mejor, y sin ser molestado, sus fuerzas terrestres e invadir el territorio peruano.

El general Escala ha sido nombrado comandante en jefe de las fuerzas terrestres en reemplazo del general Arteaga. quien, como informé en mi despacho N° 48 de esta fecha, había renunciado.

A pesar del abatimiento del país, el gobierno y el pueblo expresan su determinación de vencer y rechazar con indignación la sola idea de paz o aun de una tregua.

El ministro de los Estados Unidos en La Paz, Bolivia, Mr. Pettis, llegó aquí la semana pasada y parece que visitó al gobierno y ofreció sus buenos oficios para una mediación entre los beligerantes.

La noticia llegó al público bastante exagerada. Se afirmó que los Estados Unidos habían enviado al señor Pettis en misión especial para insistir en la paz.

Los diarios publicaron artículos coléricos contra los Estados Unidos y la indignación del público fue incitada a su más alto grado de excitación, hasta que, a petición del ministro americano, el gobierno publicó una nota negando la aseveración de los diarios.

Se declaraba que los Estados Unidos habían ofrecido solamente sus buenos oficios a través de sus enviados para promover la paz entre los beligerantes, por lo cual el gobierno había expresado sus agradecimientos y declaraba que no había llegado aún el momento que permitiría a este país hacer la paz con sus enemigos.

Tengo d honor de ser, señor,…

J. de V. Drummond Hay.


Al muy honorable

Marqués de Salisbury, K. G.

Legación Británica, Chile

Santiago, 23 de septiembre de 1879.

Señor:

Tengo el honor de acusar recibo del cablegrama cifrado de su Señoría del 21 del presente informándome:

Estoy autorizado para renovar el ofrecimiento de buenos oficios del “Gobierno de Su Majestad para la restauración de la paz en cualquier momento cuando me parezca que tal proposición puede ser hecha ventajosamente”.

Durante una entrevista privada que pude sostener hoy con su Excelencia el presidente don Aníbal Pinto, le recordé el ofrecimiento de buenos oficios del gobierno de S.M, para la restauración de la paz cuando el momento propicio llegara. Agregué que yo me hallaba consciente de que Chile estaba haciendo todos los esfuerzos para dar el golpe decisivo a su enemigo, y temía que el momento para tales proposiciones no era el oportuno; sin embargo, consideraba justo informar a S.E. del serio interés tomado por el gobierno de S.M. para la restauración de la paz y para que S.E. pudiera aprovechar la oferta que sería oficialmente hecha a su gobierno por el representante de su Majestad.

El señor Pinto expresó en términos calurosos sus agradecimientos por el interés tomado por el gobierno de su Majestad en el asunto, expresó su pesar de que Perú hubiese rechazado los buenos oficios de Inglaterra al comienzo de la guerra, que Chile estaba recién ahora en condiciones de atacar al enemigo y que confiaba que no pasarán muchas semanas antes de que serios y decisivos encuentros ocurran entre las fuerzas peruanas y chilenas. Su Excelencia dijo que tendría en mente la indicación hecha y aceptaría gustoso la mediación del gobierno de su Majestad, tan pronto como su gobierno considerara que el honor y la dignidad del país habían sido vindicados, porque, agregó Su Excelencia, “quién mejor que Gran Bretaña para dirimir nuestra causa con Perú”.

Tengo el honor de ser, señor,…

J. de V. Drummond Hay.

 

Robert Arthur Talbot Gascoyne – Cecil, tercer marques

Fuente:

Informes inéditos de diplomáticos extranjeros durante la Guerra del Pacífico : Alemania, Estados Unidos de Norteamérica, Francia, Gran Bretaña – Santiago,Andrés Bello, 1980.