La traici�n de Daza expuesta por un general boliviano
El periodista boliviano Jos� Vicente Ochoa escribi� un diario sobre la guerra del guano y el salitre. En �l recoge el testimonio del general Juan Jos� P�rez, que acusa a Hilari�n Daza de haber contramarchado huyendo del combate no por cobard�a sino de mutuo acuerdo con el enemigo. Nada menos. Hace algunos d�as que circula un suelto publicado por el general P�rez, haciendo graves impugnaciones contra Daza y buscando concordancia de hechos misteriosos, que parecen explicar una negra traici�n a la patria.

General Juan Jos� P�rez, del ej�rcito altipl�nico.
Dicho suelto dice as�:
A LAS NACIONES ALIADAS:
Cuando el mes pasado di un salto en Lima, justificando todav�a la conducta del general Daza de la mancha de traidor, y atribuyendo solamente a cobard�a su p�rfida retirada de Camarones, muy lejos estaba de presumir que ella hubiera sido de acuerdo con nuestro com�n enemigo: porque, aun cuando es cierto que Daza era capaz de todo crimen, cre�a imposible que cometiese una traici�n, no porque le faltase voluntad para ello, sino porque sab�a que todos los jefes del ej�rcito lo habr�an cruzado; y, en efecto, a no ser el ardid que invent� de que el regreso era al Morro de Sama (Tacna) para combatir con los chilenos, en el mismo punto de Camarones habr�a espiado Daza su apostas�a (renuncia que hace una persona de sus creencias) y traici�n.
En Camarones Daza enga�aba al ej�rcito haci�ndole creer que era llamado por el general Prado, para combatir con los chilenos en Sama; y al general Prado le dec�a por telegramas que sus soldados se hab�an sublevado y que los jefes rehusaban continuar la marcha.
Todo ese f�rrago de mentiras se esclarece con el telegrama que se hab�a publicado en el n�mero 16,799 de “El Mercurio” de Valpara�so, el 18 de noviembre �ltimo, es decir, un d�a antes de la dispersi�n de San Francisco.
La retirada de Camarones fue efecto de las entrevistas que sin duda tuvo con algunos que vinieron de Chile, a Tacna o Arica; y, �ltimamente, la llegada del teniente coronel Benigno Eguino produjo en Daza la repentina resoluci�n de trasmontar con el ej�rcito el Tarara para ir a perpetuar su malhadado gobierno en Bolivia, pero mis compa�eros de armas que ten�an ya la convicci�n de su perfidia consumaron el golpe de Estado del 27, que salv� a Bolivia de su inmundo tirano y del borr�n de traici�n a la afianza que habr�a pesado sobre ella.
Reci�n he pedido traslucir las razones que tuvieron Daza y Jofr� para haber hecho imposible la expedici�n del general Campero, d�ndole �rdenes contradictorias en cada correo y procurando destruir aquella divisi�n, con marchas y contramarchas, sin que pudiese llevarse a cabo la toma de Calama en nuestro litoral.
El general Prado, que casi ten�a certeza de la perfidia de Daza, cometi� la incalificable debilidad de no someterlo a un consejo de guerra y castigarlo con la severidad que nuestras leyes militares imponen a los traidores. Y, sin embargo, hoy mismo las autoridades peruanas permiten a este insigne traidor, que ha ocasionado el desastre de San Francisco, que viva tranquilo en Arequipa, pues es una de las capitales m�s severas en sus virtudes, m�s patriotas en sus manifestaciones. Esa tolerancia puede ser muy laudable, en cualquier caso, pero, trat�ndose de traidores a dos naciones aliadas, cambia de aspecto.
Volviendo al punto de partida, dir� que reci�n he visto “El Mercurio” en que est� publicado el telegrama que reproduzco para que la opini�n falle de una manera imparcial.
TEL�GRAFO TRASANDINO Santiago, noviembre 18 de 1879:
“Se han tomado las medidas necesarias para que el ej�rcito de Daza, que sali� de Tacna, no se una con el ej�rcito de Iquique. Se ha suspendido la movilizaci�n del batall�n c�vico de Curic�”.
No se necesita mucha perspicacia para no comprender el significado de este telegrama.
�Qu� medidas tom� Chile para que el ej�rcito de Daza no se uniera al que estaba bajo las �rdenes del general Buend�a? No sabemos que el general en jefe chileno hubiera desprendido un ej�rcito sobre Tacna, o cualquier otro punto del camino, a estorbar el paso de las fuerzas bolivianas que deb�an marchar al sur. Si ese movimiento de tropas enemigas no existi�, es claro que las medidas de que se habla eran las que agentes de Chile negociaron en Arica con el general Daza antes de que marchara este con direcci�n a Tarapac�. Tan cierto es esto que el mismo telegrama lo aclara dando la noticia de haberse suspendido la movilizaci�n del batall�n c�vico de Curic�. �Para qu� necesitaba Chile de m�s fuerzas si ten�a comprado al traidor?
El general Daza cre�a enga�ar al Per� y a Bolivia, pero no contaba con que en Chile todo se publica, y que, al fin y al cabo, la verdad aparece para confundir al criminal.
Si antes, dudando de la corrupci�n estrenada del general Daza, no pod�a ni quer�a creer en que este volvi� de Camarones por un plan de negra alevos�a a la alianza, hoy, al ver el referido n�mero de “El Mercurio” de Valpara�so, he quedado convencido de tan horrendo crimen.
Daza, transparentado ante el Per� y Bolivia, no es sino el triste parodiador de Judas.
�Que el anatema (maldici�n)� de la gente honrada caiga sobre �l!
No es justa la cr�tica, y es menos fundado el resentimiento, que manifiestan gentes vulgares contra los bolivianos. El delito de un mandatario no puede pasar a sus dem�s compatriotas, tanto m�s cuanto que Bolivia entera se ha levantado contra el general Daza, aun antes de tener evidencia del crimen de este.
Los intereses del Per� y los de Bolivia hacen que desaparezcan rencillas y prevenciones entre los que debe reinar la uni�n y la buena armon�a. Los que pretendan entibiar la buena inteligencia entre los aliados son tan traidores como el que hoy denuncio ante la opini�n de las dos naciones aliadas.
Firmes en el prop�sito de hacer la guerra a Chile, debemos perseverar hasta el momento de la prueba.
Tacna, febrero 16 de 1880
Juan Jos� P�rez.
El diario de campa�a de Jos� Vicente Ochoa.
Fuente:
- Ochoa, Jos� Vicente,1992,Guerra Del Pac�fico,diario De Campa�a Del Ej�rcito Boliviano,336 pp.
Compilado, ilustrado y editado por:
Ricardo Cuya-Vera de Calidad Integral
Divulgador de la memoria de Miguel Grau Seminario.