HILARI�N DAZA: PRIMERO EL CARNAVAL, DESPU�S LA PATRIA
El general Hilari�n Daza, calificado por muchos como un “caudillo b�rbaro” m�s en nuestra historia, tiene la suerte de que un grupo de ciudadanos haya salido en su defensa en los �ltimos a�os. Como consecuencia, las acusaciones que se le hicieron en vida de haber sido el imprudente provocador de la guerra del Pac�fico, de haber ocultado a la naci�n la noticia del desembarco de fuerzas chilenas en Antofagasta hasta la �ltima noche del Carnaval y de ser el �nico responsable de la retirada de Camarones, siguen en tela de juicio, pendientes de un veredicto final.
El debate que apasion� a nuestros abuelos ha sido reanudado, pero con una gran�diferencia. Para ellos no hab�a transcurrido suficiente tiempo a fin de que pudiesen�observar los sucesos con perspectiva e imparcialidad. No tuvieron acceso a los�documentos que hoy est�n a disposici�n de los investigadores.
Los defensores actuales del General Daza no apoyan sus afirmaciones en prueba�fehaciente alguna. Salen a la palestra con el sano deseo de convencerse a s��mismos y de convencer al mundo entero de que en la p�rdida de nuestro litoral en�el oc�ano Pac�fico toda la culpa fue de Chile y de que Daza,�fue una v�ctima�inocente, sin m�cula en la actuaci�n de sus conductores. La historia, la que realmente merece el t�tulo de tal, tiene que ser esclava de la verdad. Tiene la obligaci�n de exponerla a la luz p�blica francamente, en sus grandezas y miserias, en sus glorias y verg�enzas. Solo la verdad es constructiva.
Hilari�n Daza (1840-1894)
Una naci�n que tiene el valor de reconocer sus propios errores y de medir a sus�figuras p�blicas con la vara de la justicia, recibir� el beneficio de la experiencia y�sabr� caminar hacia un futuro con m�s seguridad e inteligencia.
El General Daza lleg� a la primera magistratura de la rep�blica con 3 p�simos�antecedentes:
- Seg�n Alcides Arguedas, traicion� a Melgarejo, que ten�a depositada�toda su confianza en �l, por 10.000 pesos;
- Fue protagonista de los ultrajes ordenados por Morales contra el Congreso; despu�s de ser un tiempo el sostenedor�de la legalidad y el civilismo,
- Derroc� a Fr�as con un golpe de Estado, interrumpiendo el proceso democr�tico, sin esperar el veredicto popular en las�elecciones en las que �l era uno de los candidatos.
No se lo puede disculpar de que en enero de 1879, en su condici�n de Presidente de la Rep�blica, permitiera y fomentara que su cumplea�os fuese festejado en La Paz con 8 d�as de regocijo p�blico, con despliegues militares, cabalgatas, corridas de toros y un baile en el Teatro Municipal mientras miles de sus compatriotas ind�genas eran v�ctimas del paludismo, el hambre y la muerte en los valles de Cochabamba, Tarija y Chuquisaca.
Que supo que Antofagasta hab�a sido ocupada por tropas chilenas antes del Carnaval, consta en documentos irrefutables existentes en los archivos de los Ministerios de Relaciones Exteriores de Bolivia y el Per�. Ha presentado una relaci�n de los primeros el distinguido investigador don Juan Siles Guevara, hace algunas semanas, en su discurso de ingreso a la Academia Boliviana de Historia, publicado en el diario “Presencia”.
He aqu� una breve exposici�n cronol�gica de las pruebas citadas por el se�or Siles Guevara y otras:
“Desde luego, el viaje del se�or Serapio Reyes Ortiz, a Lima, a pedir al gobierno�peruano el cumplimiento del tratado de alianza, es indicaci�n muy clara de que el�General Daza y sus colaboradores supon�an muy posible una acci�n de fuerza de�parte de Chile. El se�or Reyes Ortiz, sali� de La Paz el 9 de febrero. El 13, el Ministro de Relaciones Exteriores, se�or Eulogio Doria Medina, expres� al representante diplom�tico del Per�, se�or Jos� Luis Qui�ones (seg�n �ste inform� a su canciller�a), que el gobierno boliviano ten�a datos para creer que a esa fecha Chile hab�a entrado al terreno de los hechos apoder�ndose de Antofagasta”.
El 15, el Presidente Daza y el se�or Doria Medina leyeron un aviso del C�nsul de�Bolivia en Valpara�so ( Coronel Juan Granier), retransmitido por el C�nsul de Bolivia�en Tacna (se�or Manuel Granier) que dec�a:
“Gobierno (chileno) ha ordenado a�fuerzas reunidas en Caldera ir a Antofagasta y ocupar litoral”.
El 17, los mismos personajes conocieron otro mensaje del c�nsul en Valpara�so que�daba cuenta de que el gobierno de La Moneda ” hab�a resuelto la ocupaci�n definitiva�de Antofagasta”.
El 19, numerosos bolivianos que tuvieron que abandonar Antofagasta tres d�as antes debido a la ocupaci�n chilena, llegaron a Arica en el vapor “Amazonas” y relataron al C�nsul Manuel Granier los detalles del suceso. El informe que el c�nsul envi� a La Paz lleg� a manos del Presidente Daza y de su canciller Doria Medina el s�bado 22 y no el martes 25 como sostienen los defensores del mandatario. El se�or Doria Medina acus� recibo de esa comunicaci�n el domingo 23.
Por eso es que, el mismo s�bado 22 (v�speras de Carnaval), el se�or Doria Medina, en entrevista con el se�or Jos� Luis Qui�ones, refiri�ndose a la precipitaci�n con�que el representante de Chile quer�a abandonar la sede del gobierno, le dijo que�” proven�a de que Antofagasta hab�a sido tomada por fuerzas chilenas, hecho que �l�(Pedro Nolasco Videla) no pod�a ignorar”.
No hay duda, pues, de que el Presidente Daza y sus ministros no reaccionaron como�les correspond�a ante la grav�sima situaci�n que Chile planteaba en el litoral y de�que cometieron tres actos de lesa patria:
- Primero, ocultar la noticia a la poblaci�n;
- Segundo, dejar que la rep�blica, con una lanza clavada en uno de sus costados, se�entregase al frenes� del Carnaval;
- Tercero, dedicarse ellos mismos, por lo menos el�Jefe de la Naci�n, a la farra.
Los defensores del General Daza, con lujo de detalles, pero sin apoyo de un solo�documento, afirman que el C�nsul en Tacna, al saber de la llegada de compatriotas�a Arica el 19, en el “Amazonas”, fue a entrevistarlos y que con las noticias que�recibi� de ellos despach� un informe al gobierno al d�a siguiente, mediante el�” chasqui”Gregorio Coligue, que arrib� al Palacio de Gobierno a las 11 de la noche�del Martes de Carnaval, 25 de febrero.
El cochero Anselmo Salamanca le expres� que el General Daza hab�a ido a una fiesta en casa de don Carlos Fr�as, a donde lo�acompa��. En el lugar indicado se les comunic� que el presidente hab�a pasado a�otra fiesta, en la residencia del Intendente de Polic�a. Coronel Jos� Mar�a Baldivia,�donde lo encontraron, haci�ndole entrega del pliego del c�nsul Granier.
El General Daza abandon� el fest�n, se restituy� a su despacho y comenz� a adoptar las�medidas de emergencia que exig�a el desaf�o chileno. Los defensores del General Daza �nicamente toman en cuenta esa versi�n e ignoran�los documentos de los archivos de las canciller�as boliviana y peruana.
Pero a�n en el caso de que el General Daza hubiera sabido por primera vez la��ltima noche del Carnaval que Antofagasta estaba ocupada su conducta no ser�a�disculpable. El peligro chileno se cern�a sobre el litoral desde el 6 de enero en que el�blindado “Blanco Encalada”, se instal� ignominiosamente frente a ese puerto. Los despliegues militares que se realizaron en La Paz en celebraci�n de su cumplea�os,�habr�an estado mucho mejor en el punto donde exist�a amenaza de una invasi�n.
Una vez que el Encargado de Negocios de Chile declar� rotas las relaciones�diplom�ticas (12 de febrero), cerr� su Legaci�n, pidi� sus pasaportes y se dispuso a�abandonar Bolivia, el m�s ignorante de los gobernantes ten�a que haber supuesto�que algo grave iba a ocurrir contra Bolivia.
Por lo dem�s, la culpabilidad del General Daza no solo est� en lo que dej� de hacer desde que supo de la ocupaci�n chilena de Antofagasta en la semana anterior al�Carnaval, sino en lo que dej� de hacer desde que las relaciones con Chile entraron�en conflicto, seis meses antes, con la reclamaci�n del gobierno de La Moneda a ra�z�del “impuesto de los 10 centavos, con la declaraci�n de que era violatorio del tratado�de 1874 ”.
Nadie puede negar, ni los defensores del General Daza, que la situaci�n de Bolivia era muy delicada desde la ruptura de relaciones del 12 de febrero y que a partir de�esa fecha era inminente una incursi�n chilena en el litoral. Si el General Daza no�hubiera sabido sino el martes 25 que Antofagasta fue ocupada sin derramamiento�de sangre, contrariamente a lo que creen sus defensores, su indiferencia de los d�as�precedentes resultar�a m�s criminal.
Querr�a decir que se entreg� a la far�ndula�carnavalera cuando le era l�gico temer que sus compatriotas de la costa pod�an�estar sufriendo los horrores frecuentes en una invasi�n extranjera: violaci�n de sus�hogares, esposas e hijas y la muerte.
Fuente:
- Roberto Querejazu Calvo, Aclaraciones hist�ricas sobre la Guerra del Pac�fico, p�ginas 97 al 100
Documental sobre Hilari�n Daza y su controvertida actuaci�n durante la Guerra del Pac�fico
Compilado, ilustrado y editado por:
Ricardo Cuya-Vera de Calidad Integral
Divulgador de la memoria de Miguel Grau Seminario.