Sin buques ni cañones hundimos la Covadonga

Dos de las naves de guerra chilenas Loa y Covadonga que el Perú no pudo destruir o hundir en la Guerra del Pacífico, terminaron en el fondo marino del Callao y Chancay partidas por la mitad, tras los pavorosos estallidos de cargas de dinamita camufladas en botes, el 3 de julio y 13 de setiembre de 1880 hace 137 años. Ambas embarcaciones bloqueaba el Callao y Chancay cuyo muelle y ferrocarril bombardearon sin importar su indefensa población.

La destrucción de la Covadonga causó indignación en Chile y ordenó arreciar la destrucción de todo aprovisionamiento peruano, dinamitando maquinarias y arrasando e incendiando bienes y haciendas.

Una de las naves chilenas la Covadonga, capturada por Chile a España en el curso de la guerra naval de 1866, había causado el naufragio de nuestra mejor nave de guerra peruana la Independencia el 21 de mayo de 1879, cuando perseguía a esta nave chilena en su vergonzosa fuga. En la persecución la Independencia chocó con una roca marina y naufragó.

CAPITÁN CHILENO HIJO DE PERUANA
El capitán de la Covadonga, Carlos Condell de la Haza, hijo de un comerciante británico y de la peruana Manuela de la Haza, nacida en Piura, fue declarado héroe en vida, porque supuestamente había hundido a la Independencia en Punta Gruesa, cuando lo único que hizo fue huir espantado durante varias horas de la persecución de la nave peruana que finalmente encalló.

Al ver que la nave naufragaba, Condell regresó y ordenó a su tripulación acribillar a los náufragos peruanos que pugnaban por salvar sus vidas, cuando horas antes de este cobarde episodio, el ínclito almirante Miguel Grau en Iquique, había hundido a la corbeta chilena Esmeralda y salvaba la vida de más de 60 náufragos chilenos arrojándoles botes salvavidas y auxiliándolos en la cubierta del mítico Huáscar.

CUATRO CONTRA EL HUÁSCAR
Tras la pérdida de la Independencia, el almirante Grau a bordo del Huáscar el 8 de octubre de 1879 presentó combate abierto y en solitario desafío contra 4 naves de guerra chilenas, los modernos acorazados Cochrane y Blanco Encalada, apoyados por el Loa y Covadonga. Este combate definió el curso de la guerra tras seis meses de impecable dominio del mar por el Huáscar.

Pese a que la Covadonga jamás presentó combate a la nave peruana, huyó al sur y salvó de ser destruida por la impericia de la nave peruana, los chilenos le otorgaron un disco de bronce de 70 centímetros de diámetro cuya inscripción leí hace unos años en una visita a Chancay: “A la vencedora de la fragata blindada Independencia del Perú. Punta Gruesa 21 de mayo de 1879. La juventud de Santiago y Valparaíso”.

La inscripción es una falsedad histórica. La Covadonga huyó casi cuatro horas al filo de la costa, nunca presentó combate, no disparó ninguna bomba contra la Independencia y fue más bien, la impericia de nuestros marinos y la fatalidad lo que causó su naufragio.

FINAL DE LA COVADONGA
Once meses después de estas pérdidas, la cañonera Covadonga paseaba orgullosa y amenazante por el litoral limeño. En la mañana del 13 de setiembre de 1880 hace 137 años cañoneaba cobardemente Chancay que no ofrecía ninguna resistencia pues no teníamos barcos de guerra, armas ni ejército.

Había lanzado más de 22 tiros 4 de ellos sobre el muelle indefenso y otros sobre dos embarcaciones logrando hundir una lancha al parecer de pesca. En Lima, el ingeniero Manuel Cuadros había fabricado el torpedo que hundió al crucero artillado Loa en el Callao, de 1600 toneladas, dos cañones y causó la muerte de más de 40 chilenos; y también fabricó otro torpedo para hundir a la Covadonga en Chancay.

ING. CUADROS Y TNTE. OYAGUE
El historiador naval Francisco Yábar, estima que el torpedo preparado para hundir la Covadonga tenía una carga de 350 kilos de dinamita que fue colocada dentro de un atractivo bote, pintado de blanco y con chumaceras de bronce.

El teniente 1ro. de Marina Decio Oyague fue el encargado de colocar el torpedo en el bote y condujo su peligrosa carga por tren desde Lima hasta Ancón y desde allí en ese frágil botecillo remó hasta Chancay donde llegó el 9 de setiembre. Una vez armada la carga de dinamita en el bote fue lanzado al mar.

El capitán de la Covadonga Pablo Ferrari ordenó al grumete Melitón Guajardo reconociera el contenido del bote y al no encontrar nada sospechoso lo arrastró hasta el costado de la goleta Covadonga; los chilenos estaban advertidos de tener cuidado con cualquier objeto extraño a raíz del hundimiento del Loa en el Callao dos meses antes.

HUNDIDA EN 2 MINUTOS
Sin embargo, Ferrari ordenó subieran el bote a cubierta. A las 3 y 15 minutos de la tarde se recogió el bote e inmediatamente se oyó una explosión equivalente a medio centenar de cañonazos que sacudió el viento y cuyo eco llegó como un alarido hasta la pequeña población chancayna y en apenas dos minutos se fue al fondo del mar.

El estallido causó la muerte de 66 chilenos, hubo decenas de heridos, algunos perecieron ahogados y lograron salvarse 29. Doce eran oficiales y el resto marineros y unos 46 hombres fueron hechos prisioneros.

“Al momento de la explosión, la Covadonga contaba con 2 cañones de a 70 libras, un cañón de retrocarga de a 70 libras, 3 cañones de avancarga de a 9 libras, 1 ametralladora francesa, 50 rifles Comblain, 35 sables, 11 hachas, 12 puñales corvos, 12 revólveres, 160 bombas de a 70 de cañón de retrocarga, 60 bombas de a 70 de cañón de avancarga, 40 balas rasas para cañón de avancarga y otros pertrechos más”.

RESTOS DE LA COVADONGA
Los chilenos no pudieron reflotar la Covadonga como querían pues tenía un valor histórico enorme para ellos, sin embargo, buzos de la Marina peruana y en otro caso, otras personas, rescataron el ancla, dos cañones Armstrong de 70 libras en 1959 y en mayo de 1960 se extrajo del fondo marino otros 4 cañones. Una parte se exhibe en el Museo Naval del Callao y otra en la Municipalidad de Chancay.

Así acabaron las correrías de este buque que generó accidentalmente el naufragio de la Independencia, que acribilló a sus sobrevivientes peruanos, que participó en los bombardeos de Chorrillos, Callao y Chancay.

CLASE POLÍTICA INCAPAZ
El Perú se presentó forzado en esta guerra que nunca buscamos. Sin barcos de guerra, cañones, fusiles, ni marina ni ejército, habíamos logrado hundir estos dos barcos de guerra chilenos y en 1879 el ínclito Miguel Grau hundió la Esmeralda.

Nos derrotó las mezquindades políticas de nuestros hombres públicos, incapaces de construir y organizar un estado sólido. Una clase política improvisada e irresponsable, que despilfarró la riqueza proveniente del guano, con el que pudo crear un ejército, una marina con barcos, fusiles, cañones, hombres bien preparados y abundantes pertrechos, capaz de quintuplicar en hombres, capacidad y moderno material de guerra al ejército de Chile.

 

Fuente:

diariouno.pe