El Cuerpo de infantería de Marina durante las Campañas de Antofagasta y Tarapacá de 1879.

En el centro del pequeño poblado de San Lorenzo de Tarapacá, ubicado a 92 kilómetros al interior de Pisagua y a 80 de Iquique, existe una modesta plazoleta calcinada por el sol de la pampa. En su centro, rodeado por los pocos árboles que pueblo puede mantener, luce orgulloso un blanco monolito de cemento, en cuya base se lee la
siguiente inscripción:

«La inmortalidad y la gratitud de la Patria para los que formaban en las filas del regimiento 21 de Línea, Batallón Chacabuco, Zapadores, Rej. Artillería Nº 2 y Artillería de Marina. Granaderos y Zapadores. 27 de Noviembre de 1879″.

Más de algún inquieto turista al contemplarlo se habrá preguntado extrañado por la presencia de esos marinos que ofrendaron su vida por la Patria a tantos kilómetros del mar.

Habitualmente cuando se piensa en las Glorias Navales de nuestra Armada se vienen a la mente diversas acciones navales militares, las que coronaron la historia de nuestra institución con tantos laureles.

Sin embargo, no todas estas brillantes páginas de triunfos y hechos heroicos se han escrito en el mar. Durante las guerras y conflictos que nuestra patria ha debido enfrentar existen notables ejemplos de hechos heroicos que los marinos chilenos han demostrado en acciones militares terrestres. Particularmente en aquellas acciones terrestres que han formado parte de la proyección del poder naval y cuya tarea en nuestra historia marítima les ha cabido cumplir a los «Soldados del Mar».

Antecedentes

El Cuerpo de Infantería de Marina de la Armada de Chile, creado el 16 de junio de 1818, ha estado presente en todas las guerras y crisis que nuestra nación ha debido enfrentar a lo largo de su historia. No obstante, esta organización sufrió durante el siglo pasado diversos cambios en su organización y denominación, pasando por Batallón de Marina, Brigada de Infantería de Marina y Batallón de Artillería de Marina. Es así como el año 1879, al iniciarse la Guerra del Pacífico, se encuentra a los soldados del mar organizados como Batallón de Artillería de Marina, con una fuerza aproximada de 800 hombres. Bajo el control de la Comandancia General de Marina, este Batallón de Infantería desempeñaba variadas funciones que la Armada le asignaba, cubriendo las guarniciones a bordo de los buques de nuestra Escuadra, de la guarnición de Valparaíso, principal base naval y lugar de aposentamiento de la Comandancia General, y en la lejana guarnición de Magallanes.

La Campaña de Antofagasta

El día 12 de febrero de 1879 zarpa desde Valparaíso el blindado Cochrane y la corbeta O’Higgins, llevando a bordo una Compañía del Batallón de Artillería de Marina, con aproximadamente 100 hombres, bajo el mando del entonces Sargento Mayor José Ramón Vidaurre. Su misión era ocupar el puerto de Antofagasta y el litoral al sur del
paralelo 23ES. Se iniciaba así la operación de reivindicación de los territorios cedidos a Bolivia en virtud del pacto de 1866.

La madrugada del 14 de febrero de 1879 surgen frente al puerto de Antofagasta, en ese entonces bajo administración boliviana, las siluetas de los dos buques de nuestra Escuadra. A las 08:30 se arrían las embarcaciones del blindado Cochrane y en ellas desembarca la 60 Compañía del Batallón de Artillería de Marina. Esta fue la primera unidad que, sin oposición y bajo los vítores de la numerosa población chilena residente en el puerto, acompañada por otra unidad del ejército, le cupo el honor de ocupar y recuperar la ciudad de
Antofagasta a la soberanía chilena. Ese mismo día otra compañía del Batallón de Artillería de Marina desembarcaba desde la corbeta O’Higgins y ocupaba Mejillones.

De inmediato el Batallón debió desplegar parte de sus fuerzas a ocupar los sitios de mayor importancia en el territorio reivindicado. Es así como se destacaron 70 artilleros de marina para tomar el control de las localidades de Caracoles y Salar del Carmen, al interior de Antofagasta, bajo el mando del Capitán Francisco Carvallo. El día 16 de febrero llega a Antofagasta el grueso del Batallón de Artillería de Marina, bajo el mando de su Comandante el Coronel Ramón Ekers, llegando a una fuerza efectiva aproximada a los 400 hombres.

No obstante haberse ocupado los puntos de mayor importancia del territorio recuperado, la situación hacía indispensable cruzar el Paralelo 23ES. y apoderarse de aquellos puntos desde donde las fuerzas bolivianas podían amenazar el despliegue de las diseminadas fuerzas chilenas. A las 09:00 hrs. del 21 de marzo las unidades del batallón de Artillería de Marina, bajo el mando del ahora Teniente Coronel J.R. Vidaurre, desembarcan desde el blindado Cochrane y ocupan el puerto de Cobija y posteriormente repiten la operación en
Tocopilla, quedando ambos puertos bolivianos bajo el control de la Armada de Chile.

El día 3 de abril, por Decreto Supremo se eleva la organización del Batallón a Regimiento de Artillería de Marina, reorganizándose rápidamente en 2 Batallones de cuatro Compañías cada uno, con una dotación que llegaría a 1200 soldados de marina. Bajo esta denominación los soldados del mar participaron de todas las campañas de la guerra hasta la ocupación de Lima. Parte de la dotación de soldados del Primer Batallón fue distribuido para completar la dotación de las guarniciones embarcadas en los buques de la Escuadra.

Dos días después, el 5 de abril, se publicaba oficialmente la declaración de guerra de Chile contra Perú y Bolivia.

Por Decreto Supremo del 20 de junio de 1879 el Teniente Coronel José Ramón Vidaurre, que en ese entonces se encontraba con el grueso del Regimiento patrullando entre El Toco y Tocopilla, asume como Comandante del Regimiento de Artillería de Marina, debido al fallecimiento en Antofagasta del Coronel Ramón Ekers. Para ese entonces el Regimiento había incrementado su fuerza a 1064 hombres.

En un parte con el estado de fuerza de su unidad, fechado en Tocopilla el 30 de julio de 1879, el Comandante Vidaurre indica:

-Fuerza Efectiva: 1064
-De guarnición en la Escuadra: 289
-De guarnición en la colonia de Magallanes: 64
-Ausentes en Valparaíso, Santiago y Coquimbo: 8
-Total Ausentes: 361
-De guarnición en Calama: 97
-De guarnición en Cobija: 55
-De guarnición en Tocopilla: 26
-De guarnición en El Toco: 268
-En tránsito entre Tocopilla y El Toco: 185
-Fuerza disponible: 631
-Enfermos en El Toco, Tocopilla y Antofagasta: 72
-Fuerza presente: 703

Mientras se definía la campaña marítima, las tropas del ahora Regimiento de Artillería de Marina mantuvieron la guarnición de los puertos de Cobija y Tocopilla, patrullando la «línea del Loa» hasta las salitreras del cantón El Toco y el oasis de Quillagua. La Campaña de Tarapacá.

Una vez conquistado el control del mar, tras la captura del Huáscar en Angamos el 8 de octubre, se dio inicio a la campaña terrestre con la invasión del ejército chileno sobre las costas peruanas del departamento de Tarapacá. El plan del Gobierno resolvió ejecutar un desembarco simultáneo con el Ejército Expedicionario en Pisagua y Junín. Para tal efecto, el 28 de octubre zarpan desde Antofagasta los buques de la Escuadra y los 11 transportes con las tropas del Ejército. El día 29 se separa del convoy el recientemente adquirido transporte Angamos, el cual se dirige a Tocopilla donde desembarca al Regimiento Lautaro. Allí se embarca el Regimiento de Artillería de Marina, que se constituye como parte de la División de Reserva en el plan de desembarco sobre Pisagua-Junín, para el día 2 de noviembre. Aquel día, aproximadamente a las 17:00 hrs, el Regimiento desembarca en las rocosas playas de la caleta de Junín e inicia su ascenso de más de 400 metros por la arenosa pendiente para alcanzar Alto Junín, desde donde inicia una marcha nocturna para alcanzar la planicie de Alto Hospicio de Pisagua el día 3 de noviembre en la madrugada. El combate en dicho puerto había concluido el día anterior con la victoria de las fuerzas chilenas y la desordenada retirada hacia el interior de las tropas peruano-bolivianas que defendían dicha plaza. A contar de ese momento la Artillería de Marina es asignada al Ejército en Campaña, bajo el mando del cual combate hasta el término del conflicto.

Los regimientos desembarcados instalan sus campamentos en Alto Hospicio, donde se reúne una fuerza de más de 9.000 hombres y sólo el 5 de noviembre se mueven las primeras tropas hacia Dolores. El regimiento de Artillería de Marina permanecería en Alto Hospicio hasta el 19 de noviembre. Aquel día la División que se encontraba en Alto Hospicio estaba compuesta por los regimientos 21 de Línea, Brigada de Zapadores, Batallones Chacabuco y Bulnes y el Regimiento de Artillería de Marina. Bajo el mando directo del Comandante en Jefe del Ejército, General Erasmo Escala, esta División se ponen en marcha a las 03:00 de la madrugada, en dirección a Jazpampa, distante unas 18 millas, donde una vez abastecidos de agua abordarían un tren que los trasladaría a Dolores, lugar donde se esperaba que el día 20 de noviembre se desarrollaría la batalla contra las fuerzas del ejército peruano-boliviano de Tarapacá. No obstante los acontecimientos se precipitaron y la batalla de Dolores o San Francisco tuvo lugar aquel día 19, razón por la cual el Regimiento de Artillería de Marina llegó al campo de batalla cuando las tropas enemigas se batían en retirada.

Al amanecer del día 20 de noviembre salió en persecución de las desbandadas fuerzas enemigas una división compuesta por las tropas que no habían tomado parte en el combate y que por lo tanto estaban en mejores condiciones para emprender la marcha. Esta fuerza se componía del Regimiento de Artillería de Marina, la Brigada de Zapadores, el Batallón Chacabuco y el Regimiento 21 de Línea, bajo el mando del Coronel Luis Arteaga, con un total de 2.300 hombres. El mismo día 20 llegan estas tropas a Santa Catalina y en seguida continúan su marcha hacia el interior sin lograr tomar contacto con el enemigo en fuga.

Los días 24 y 25 de noviembre el Teniente Coronel José Francisco Vergara, quien se desempeñaba como ayudante del Comandante en Jefe del Ejército, desarrolla un reconocimiento hacia la quebrada de Tarapacá con una Compañía de Granaderos a caballo y dos Compañías de la Brigada de Zapadores; un total de 400 hombres. Esta fuerza ejecuta una marcha de más de 70 kilómetros a través del desierto, con sólo una ración de víveres y el agua de sus cantimploras. El 25 por la madrugada capturan un arriero argentino que les señala que en Tarapacá se encuentran reunidas tropas peruano-bolivianas en un número que no pasa de los 1.500. Ante la posibilidad de lograr aniquilar a esta fuerza, el Teniente Coronel Vergara solicita el apoyo del resto de la división que se encontraba bajo el mando del coronel Luis Arteaga. Este último, autorizado por el General Baquedano, parte desde Santa Catalina el mismo día 25 de noviembre por la tarde. Con él marchaba el Regimiento de Artillería de Marina, bajo el mando del Comandante Vidaurre. Estas fuerzas emprendieron la  larga y agotadora marcha por el desierto con escasos víveres y agua
y 150 tiros de fusil por hombre. Ambas fuerzas chilenas se reúnen a medianoche del 26 al 27 de noviembre en Isluga, a 15 kilómetros al weste de la quebrada de Tarapacá, completándose así una fuerza de 2.300 hombres.

No obstante, sin un reconocimiento adecuado los mandos chilenos desconocían que las fuerzas que los ejércitos peruano y boliviano habían refugiado en el interior de la quebrada de Tarapacá ascendían a un número aproximado de 5.300 hombres, entre los fugitivos de Dolores y las tropas recientemente llegadas desde Iquique. El plan de las fuerzas de Arteaga consistió en un ataque por medio de tres columnas que actuarían en forma separada. La columna norte, al mando del Teniente Coronel Ricardo Santa Cruz, con una fuerza de 500 hombres, debía maniobrar por las alturas norte de la quebrada para caer tras las tropas enemigas, cortándoles la retirada hacia el interior de la quebrada y hacia la cordillera.

La columna sur, al mando del Teniente Coronel Eleuterio Ramírez, con una fuerza de 950 hombres, atacaría frontalmente al enemigo por el interior de la quebrada en dirección al poblado de Tarapacá, empujándolo hacia la columna norte. En esta fuerza marcharon 2 piezas de artillería de montaña del Regimiento de Artillería de Marina.

Finalmente la Columna de Reserva, bajo el mando directo del Coronel Arteaga, con un efectivo de 850 hombres, debía marchar a través de la pampa, por la ladera norte de la quebrada, hasta alcanzar el pueblo de Tarapacá, en apoyo del ataque frontal de la columna del Comandante Ramírez. Allí marchaba el Regimiento de Artillería de Marina, con una fuerza de 24 oficiales y 389 soldados de marina.

Aquel 27 de noviembre el Regimiento de Artillería de Marina levantó su vivaque a las 04:30 de la madrugada. Bajo la obscuridad y la densa camanchaca que cubría el desierto, inició su marcha de aproximación con la columna comandada por Arteaga. Aproximadamente a las 09:00 de la mañana la columna Norte se traba en combate con tropas peruanas, muy superiores en número, las que habían detectado el movimiento y destruido la sorpresa. Esta columna había perdido casi la tercera parte de sus efectivos cuando fueron socorridos por la Columna de Reserva. El Regimiento de Artillería de Marina avanzaba a unos 5 kilómetros detrás de la columna norte, hacia donde avanzaron al trote, pudiendo llegar a entrar en combate cerca de las 11:00 de la mañana. Con la presencia de las tropas de reserva, las fuerzas chilenas que combatían en las alturas norte de la quebrada se reorganizaron y adquirieron un nuevo ímpetu, a pesar de la fatiga, del calor y sed intensa. Sin embargo, la aparición de otras divisiones peruanas obligaron a las tropas chilenas a retroceder. Cerca de las 2 de la tarde, cuando el combate ya duraba más de cuatro horas y con el apoyo de la caballería, estas fuerzas lograron rechazar nuevamente al enemigo hacia el interior de la quebrada.

No obstante, las fuerzas peruanas continuaron recibiendo refuerzos desde el interior de la quebrada y así, a las 4 de la tarde estas fuerzas desencadenaron un nuevo ataque sobre las extenuadas tropas chilenas que, ya escasas de munición agua y alimentos se encontraban descansando en el fondo de la quebrada. Las filas chilenas tuvieron que volver a retroceder ante la inmensa superioridad numérica del enemigo, defendiendo el terreno palmo a palmo por más de una hora. En esas circunstancias el Coronel arteaga ordenó al Comandante Vidaurre que con los restos del regimiento de artillería de marina ocupara las casas del poblado de Huaraciña, casi a la entrada de la quebrada. Esta acción contribuyó a salvar a las extenuadas fuerzas chilenas que aún se replegaban combatiendo por el interior de la quebrada. Aproximadamente a las 17:30 horas el Coronel Arteaga dio la orden general de replegarse hacia Santa Catalina. El Regimiento de Artillería de Marina se replegó, protegiendo el repliegue de las fuerzas.

Concluida la Batalla de Tarapacá las fuerzas peruano-bolivianas se replegaron hacia el interior de la quebrada e iniciaron su marcha hacia Arica, por los caminos de la cordillera, abandonando así el Departamento de Tarapacá en manos de las fuerzas chilenas.

Conclusiones

En la batalla de Tarapacá el Regimiento de Artillería de Marina sufrió las bajas de 68 muertos y 35 heridos, el 25 % de las fuerzas que entraron en combate. Aquellos son los heroicos marinos que el solitario monolito de San Lorenzo de Tarapacá recuerda.

El Regimiento de Artillería de Marina fue un digno representante de la Armada en la campaña terrestre y paseó su «Bandera Coronela», actualmente en el Museo Naval y Marítimo, desde Antofagasta hasta Lima. Su valor se probó en tierra y en el mar. Bastando recordar que, de los 32 integrantes de la Guarnición de Artillería de Marina de la gloriosa Corbeta Esmeralda, 28 perdieron la vida en el combate naval del 21 de mayo en Iquique.

Por: David Hardy Videla

BIBLIOGRAFIA

– Gonzalo Bulnes: «Guerra del Pacífico», Tomo I, «De Antofagasta a Tarapacá», 1911.
– Rodrigo Fuenzalida Bade: «La Armada de Chile, desde la Alborada al Sesquicentenario», Tomo III, 1968.
– Estado Mayor General del Ejército: «Historia Militar de Chile», Tomo II, 1969.
– Boletín Oficial de la Guerra del Pacífico, 1979.
– Recopilación de Documentos de la Guerra del Pacífico, Archivo del Estado Mayor de la Defensa Nacional, 1986.
– Cuerpo de Infantería de Marina: «Soldados del Mar», 1996.