El comandante Grau ha tenido mucha consideración con nosotros

Presentamos dos textos que retratan a Miguel Grau y quizá a cierta esencia del carácter peruano.

  1. El primero trata del agradecimiento que el capitán del «Matías Cousiño» le brinda al almirante peruano por su conducta. En efecto, pudiendo Grau destruir, sin aviso, el transporte chileno acoderado en el raptado puerto peruano de Iquique, procedió a advertirle al capitán y a la tripulación que abandonasen la nave para no sufrir las consecuencias. Se perdió así un tiempo precioso que fue determinante para que, hora y media después, el «Huáscar amenazado por la llegada del blindado «Cochrane» y tras algunas escaramuzas con la cañonera «Magallanes«, tuviese que emprender la retirada sin haber completado su misión.

 

  1. La segunda es la respuesta de Grau a la gratitud del marino germano-chileno. Nuestro héroe le agradece a su vez la caja de vino que tuvo a bien enviarle y le dice que, tal como se lo ha pedido, brindará por su salud.

 

A bordo del Matías Cousiño Iquique, julio lo de 1879:

A las 2 a.m. se nos vino encima de repente el Huáscar hallándonos con la máquina parada para no romper las lanchas que llevaba a remolque, a causa de los torpedos.

El Huáscar nos dio cuatro veces vuelta muy ligero y nos tiró balas tras balas, diciéndome en alta voz que arriase los botes y salvase como pudiese, y nos dio diez minutos de espera.

Después de habernos hecho un agujero en el costado, en donde están las carboneras, que yo conservaba llenas, se quedó la bala dentro, la que conservo para la señora de Cousiño. Otra bala pasó por el harthouse, otra por la chimenea, y una granada, además, con la cual quedó gravemente herido un marinero.

El Huáscar creyó que el Matías Cousiño ya se había ido a pique; pero a ese grado no hemos llegado todavía. Se alejó a las 3 y como el primer buque que encontró fue la Magallanes, tuvo con ella un combate de tres cuartos de hora antes que llegaran los otros a auxiliarla.

¡Pobre Magallanes! hasta ahora no me explico cómo pudo escapar de las sorpresas que ha recibido. Luego llegó el Cochrane y el Huáscar se retiró seguido por aquél y la Magallanes; pero creo que no lo alcanzaron.

El comandante Grau ha tenido mucha consideración con nosotros, porque nada le habría sido más fácil que sacrificarnos y echar el buque a pique sin decirnos antes que lo abandonásemos en los botes. El once hablé con el comandante Latorre, y me dice que la Magallanes tiene cinco heridos. El comandante y oficiales sin novedad. El Matías Cousiño está haciendo bastante agua y pronto tendremos que ir al dique a hacer nuestras reparaciones».

Augusto Castelton.

 

«Señor capitán A. Castelton

Monitor Huáscar,

Arica, agosto 14 de 1879.

Mi querido capitán:

Tengo el gusto de acusar a Ud. recibo de su estimable del 1° de agosto en que, tanto en nombre de Ud. como de su tripulación, me da Ud. las gracias por mi conducta para con Ud. en la noche del 10 de julio, fuera de la rada de Iquique. Conociendo perfectamente que el buque que Ud. comandaba era un transporte chileno, mi deber era destruirlo. Por consiguiente, mi conducta para con Ud. y su tripulación en esa ocasión me fue inspirada por un simple sentimiento de humanidad, lo mismo que emplearé siempre con todo buque al cual me quepa atacar en un caso semejante, no mereciendo por ello ninguna expresión de gratitud.

He recibido el cajón de vino que tuvo Ud. la bondad de enviarme con Mr. A. Sewart, primer ingeniero del llo, y. no dejaré de beber a su salud como Ud. me lo pide. Deseando a Ud. prosperidad, me suscribo su afectísimo S.S. Miguel Grau.»

 

Comandante germano-chileno Augusto Castelton: se salvó gracias a la generosidad que Grau tuvo con el vapor «Matías Cousiño«.