"TORO SUBMARINO" FUE EL PRIMER SUBMARINO PERUANO Y EL TERCERO EN AMÉRICA Y SE CONSTRUYÓ EN PAITA
El “Toro submarino” (1879) fue el tercer submarino construido en América y el primero en el Perú diseñado por Federico Blume en el puerto de Paita para ser utilizado en la guerra con Chile.

El Toro Submarino era un submarino peruano desarrollado durante la Guerra del Pacífico. A pesar de que estaba completamente operativo, el submarino nunca vio la acción antes del fin de la guerra, cuando fue hundido para evitar su captura por las tropas chilenas.
Desarrollo
En 1864, un ingeniero civil extranjero alemán, Federico Blume Othon, desarrolló el diseño del primer submarino de la Marina de Guerra del Perú. Blume, que participó en la construcción de ferrocarriles en el Perú, presentó su idea después de que la escuadra española del Pacífico ocupó las islas Chincha durante la guerra de las islas Chincha. Su propósito era crear un dispositivo que pudiera enfrentar, con un riesgo mínimo, la poderosa flota enemiga. El resultado fue el Toro Submarino. Fue un diseño revolucionario para los barcos de la época.
Flotaba y podía bucear al abrir la toma de mar y el llenado de los tanques de lastre. También podría renovar el aire mientras estaba sumergido utilizando el principio del tubo respirador. La guerra con España, sin embargo, llegó a su fin en 1866, y el submarino no se construyó, pero durante la guerra con Chile, Blume ofrece una vez más sus servicios a la Marina peruana, presentando una versión mejorada de su submarino de 1864. El ingeniero comenzó a trabajar en su equipo en junio de 1879, solo dos meses después de la declaración de guerra, financiando el proyecto con sus propios recursos. El trabajo se llevó a cabo en secreto durante cuatro meses como una propiedad de la fábrica de la Zona Norte del ferrocarril Piura-Paita.
El submarino, de 48 metros de largo, cilíndrico, con caldera de hierro de 1/4 de pulgada de espesor, unidos por tiras de hierro y remaches, podría ser operado manualmente por ocho hombres de una tripulación total de once que, al mismo tiempo, podría mover los ventiladores de aire y la bomba de agua. Los tubos de ventilación eran de bronce, y podrían subir o bajar a través de un dispositivo especial. La instrumentación del barco incluía medidores de presión interna, metros de profundidad y el nivel de agua del tanque de lastre. El submarino utilizaba un motor de gasolina de tipo Otto para navegación en superficie, y motores eléctricos para las operaciones sumergidas.
El 14 de octubre de 1879, Blume, junto con su hijo y ocho trabajadores del ferrocarril, comenzó a probar el submarino en la costa de Paita. La prueba duró casi tres semanas y demostró que el submarino podría alcanzar una profundidad de 72 metros y una velocidad máxima de 4 nudos. Las noticias sobre el arma increíble llegaron al Director Supremo Nicolás de Piérola, que se hizo muy entusiasmado con la idea de usarlo en contra de la Armada de Chile, por lo que se hicieron los preparativos para demostrar su capacidad a las autoridades.
Acción de Guerra
El submarino fue llevado al Callao en el marco del más absoluto secreto, escondido en el transporte Limeña. En julio de 1880, el “Toro” hizo su primera inmersión oficial. Entre los pasajeros estaba el ministro peruano de la Guerra. Durante las maniobras, el submarino permaneció sumergido durante 30 minutos sin sufrir daños, lo que demuestra que podría ser utilizado como una plataforma de armas fiable. El Ministro estaba muy impresionado. En su informe al gobierno sobre las capacidades del submarino era favorable, y se tomó la decisión de usarlo contra los buques de guerra chilenos.
La primera tarea que le confirió al Toro era avanzar en la noche a una de las fragatas blindadas enemigas, que estaban ancladas en la isla de San Lorenzo, a pocos kilómetros del Callao, lanzando dos torpedos. El submarino debía desplegarse bajo uno de los acorazados y soltar los torpedos, que, activados por un dispositivo de tiempo, podrían explotar y hundir el objetivo. Sin embargo, como el Toro se preparaba para atacar y ya estaba bajo 36 pies de agua, los chilenos, informados por sus espías de un arma secreta y poderosa peruana, trasladaron sus barcos de guerra al sur y la misión fue abortada.
El 16 de enero de 1881, tras la batalla de Miraflores y al borde de la ocupación de la capital peruana, el submarino de Blume fue hundido con los otros barcos de la flota peruana para evitar ser capturado por el enemigo. Algunos analistas de guerra naval siguen creyendo que, de haber tenido éxito el Toro, habría cambiado radicalmente el curso de la guerra a favor de Perú, sin embargo, muchos historiadores modernos han expresado su escepticismo de que sería posible.
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Miguel Gallegos Velarde (profesor de Lenguaje) - El “Toro Submarino”
30 mar. 2011
Tomado de la revista “Cobre” (*)
EL PRIMER SUMERGIBLE DE AMÉRICA
En el interior del rústico galpón llamado pomposamente “Talleres del Ferrocarril de Paita” y rodeado del mayor secreto, el ingeniero danés Federico Blume y Othon daba los últimos toques y ajustes técnicos a la primera nave submarina operativa de la historia (2), el “Toro Submarino” y lo hacía febrilmente porque se había enterado por un despacho telegráfico de la infausta noticia del hundimiento del Huáscar y de la muerte de su glorioso comandante don Miguel Grau.
Federico Blume nació en Las Antillas danesas en agosto de 1831. Estudió en la Escuela Industrial de Berlín y se graduó de ingeniero en Hannover. Luego de trabajar en Alemania lo hizo en importantes obras públicas en Cuba. Fue ingeniero jefe de la construcción de varios ferrocarriles en Estados Unidos e igualmente en Chile donde ejecutó el trazo del ferrocarril Santiago-Valparaíso y luego los de Copiapó-Caldera y el de Santiago a Talca.
En 1857 vino al Perú y dirigió los trazos de los ferrocarriles de Arequipa a Mollendo, de Iquique a La Noria, de Tacna a Arica, de Ancón a Chancay, del Ferrocarril Central y el de Paita a Piura. Realizó también en nuestro país el tendido de las redes de agua potable de Chorrillos y varios puentes y edificios. En 1867, invitado a comer a Palacio por el Presidente Juan Antonio Pezet conoció allí a doña Enriqueta Corbacho y Tirado, contrayendo matrimonio con esta dama peruana en 1872.
Afincado en nuestro país, casado con dama peruana e hijos igualmente peruanos, Federico Blume tomó gran cariño por el Perú, y como el mejor de los peruanos deseaba fervientemente ver libre a nuestra patria del dominio marítimo que nos imponía el país sureño debido a la supremacía de su armada, hundido ya el célebre monitor “en algún punto entre Santiago y Tacna” según los vagos informes de aquella época.
SE PRUEBA EL PRIMER SUBMARINO
Años antes, durante las guerras napoleónicas entre Francia e Inglaterra, el ingeniero norteamericano Richard Fulton hizo interesantes investigaciones sobre navegación submarina, llegando a elaborar los planos para la construcción de un sumergible. Sin embargo, el primer ministro británico William Pitt, ordenó paralizar el proyecto y la corona británica compró a Fulton el invento y lo archivó. Las autoridades inglesas confiaban más en su poderosa flota de superficie que en un arma secreta que, de llegar a manos enemigas podría hacer peligrar la hegemonía de su armada. En cuanto al invento de Federico Blume, este fue fruto de sus propias investigaciones y teorías.
En medio del mayor sigilo, como era de esperarse tratándose de una arma novísima, el “Toro Submarino” se deslizó al mar paiteño para su primera prueba de inmersión y navegación el 14 de octubre de 1879. Se desplazó bajo el agua a una velocidad de tres nudos por hora a una profundidad de 12 pies demostrando su eficiencia. Todo un éxito. El sistema de ventilación bajo el agua funcionó perfectamente, podría afirmarse que fue el precursor del snorkel.
Pero no solo se trataba de crear un buque que navegara bajo la superficie y que no fuera visto por el enemigo, sino que también tenía que tener poder ofensivo para ser efectivo. Así lo había entendido Blume y para el efecto había creado también un ingenioso torpedo que transportado por el submarino debía ser colocado en las cercanías de las naves enemigas y, a manera de bomba de tiempo, explotaría luego con un poder destructor suficiente para hundir al más grande de los navíos de la época.
Durante las 24 horas siguientes Blume sometió al submarino a 19 inmersiones de casi una hora diaria, lo que le permitió poner la nave a punto. La extraña máquina, entonces, fue remolcada hasta el Callao por el buque “Limeña” con la finalidad de ser utilizada contra los buques chilenos “Blanco Encalada” y “Cochrane” que patrullaban por las inmediaciones de la isla de San Lorenzo.
Los espías de la armada de Chile detectaron la existencia de este sumergible poniendo sobre aviso a los capitanes de estas naves, que, poco después desaparecieron de las aguas chalacas.
Blume gestionó a partir de ese momento la financiación de otro submarino similar pero más grande y con mayor radio de acción para salir a la caza de los navíos invasores, pero a causa del caos reinante no logró su propósito. El bloqueo chileno y la inminencia de la ocupación de Lima llevó a la decisión del gobierno peruano de ordenar su hundimiento para que no cayera en manos del enemigo. Y así fue. El primer submarino de la armada peruana fue hundido frente al muelle de Fleteros, hoy Plaza Grau.
Algunos meses después, los chilenos lo reflotaron y trasladaron a Chile como “Trofeo de guerra”.
Actualmente está en el Museo Naval de Talcahuano (Chile).
Texto de: Jorge Luis Flores

Federico Blume (Antillas Danesas, 1831 - Lima, 5 de marzo de 1902)
Compilado y editado por
Ricardo Cuya-Vera de Calidad Integral
Divulgador de la memoria de Miguel Grau Seminario.